El día 7 de Abril comunicamos por última vez, después de 40 años haciéndolo. Con nervios vi cómo tu móvil de apagaba al día siguiente…y un temor me invadió. Y, lamentablemente mis miedos se convirtieron en una inmensa tristeza al saber que, como a ti te gustaba decirlo, te habías ido con el Señor. Hace apenas unos meses te visitamos en León sin saber que sería la última vez que te veríamos. Han sido cuarenta años compartidos y me parece que necesitaría otros tantos para agradecerte todo lo que me has aportado, enseñado, aconsejado, asesorado…Recuerdo cuando compartí contigo que empezaba a trabajar como profesora y te pedí consejo y me dijiste: “Quiéreles mucho”. Así de simple y así de sincero; así de contundente y así de válido. Me cuesta pensar con claridad y encontrar palabras para resumir en unas líneas tantos y tantos recuerdos. Clases de mecanografía, de música, de Ciencias Naturales, de Religión….clases de vida. Esta tarde alguien me dijo: “Se mantuvo siempre fiel a sí misma, y eso es mucho más de lo que logra la mayoría”. Totalmente cierto, a su edad conservaba intacta su esencia, esos rasgos tan humanos y religiosos que la definían, y que los años no había logrado envejecer. Íntegra, coherente, cercana, culta, polivalente…y sobre todo y por encima de todo, una excepcional persona. Nunca te dejaremos ir para siempre, nos quedará tu sonrisa, tus recuerdos, tus ensayos, tus festivales, tu seguridad, tu música…nos quedarás tú; gracias por haber formado parte de nuestras vidas.
Eva María Argüelles Nosti y familia.